Una fina cuerda detonante se abre camino alrededor de una mina de oro ilegal perforada en lo suspensión de una montaña cerca de la ciudad colombiana de Cali, explota con un rugido y destruye una lucrativa fuente de patrimonio para grupos armados que incluyen a rebeldes de izquierda.
La arranque derriba las paredes de un túnel que conduce al pozo en el Parque Franquista Farallones, que presenta un tramo de los Andes que corre encajado en las arrabal de la tercera ciudad más sobresaliente de Colombia.
La entrada ahora está bloqueada por toneladas de escombros, lo que ha dejado la mina fuera de servicio.
Los ingenieros, la policía y los funcionarios de la ciudad asignados para derribarla tardaron 10 horas en caminar hasta la mina, que fue excavada a una cota de 3.400 metros (11.000 pies).
Los mineros salvajes que operan bajo el control de bandas criminales locales y rebeldes de izquierda han estado explotando minas como ésta durante décadas en estas montañas cubiertas de niebla.
Para aislar el oro utilizan mercurio, un metal puro tóxico que está contaminando el agua utilizada en Cali, donde viven 2,2 millones de personas.
“Todo ese mercurio se esconde en la tierra” y acaba en los ríos que le abastecen de agua potable, afirmó el ingeniero jerarca de la operación de demolición, que por razones de seguridad no quiso dar su nombre.
La AFP acompañó al equipo de voladuras en un medra de tres días por las montañas, con mulas transportando el equipo.
El gobierno estima que el 85 por ciento del oro que exporta Colombia proviene de minas sin osadía.
Según las Naciones Unidas, las minas terrestres produjeron al menos 248 toneladas de oro entre 2017 y 2022.
En la región de Cali, el trabajo opresivo y helado de resquilar una montaña para excavar en pesquisa de oro lo realizan personas locales empleadas por bandas criminales locales.
Estos, a su vez, pagan un impuesto a los rebeldes que han formado grupos renegados, derivados del antaño poderoso ejército maquis conocido como las FARC, que depusieron las armas en virtud de un histórico acuerdo de paz de 2016 luego de décadas de lucha.
Estos disidentes de las FARC dirigen así una gran red de minas ilegales que se extiende más allá de la región de Cali.
– Trabajar en cúspide –
Mientras los ingenieros se preparan para provocar la arranque con una gruesa hilera de cables rojos, policías armados con rifles y máscaras antigás los protegen.
Los explosivos fueron llevados al ocasión en helicóptero.
Un hombre hace sonar una sirena para advertir que se avecina una arranque, luego otro activa un detonador que desencadena la arranque y una estrato de humo blanco.
Mientras acampan por la indeterminación, los miembros del equipo ven a lo allá las luces de Cali, que fue sede de una conferencia de la ONU sobre biodiversidad en octubre y noviembre.
Misiones como ésta para eliminar minas no autorizadas se han intensificado en los últimos meses.
El subsecretario de seguridad de Cali, Álvaro Pretel, dijo que las cuadrillas han destruido 11 minas en pleno funcionamiento y otras 27 que estaban en proceso de excavación.
La mina que la AFP vio destruida ya no estaba activa, ya que los mineros la habían descuidado bajo la presión de las fuerzas del orden.
– Agua y mercurio –
Este ocasión particular en lo suspensión de las montañas es la fuente de siete ríos que abastecen de agua a la ciudad, dijo Pretel.
Y sólo en el extremo año se utilizó casi una tonelada de mercurio en las minas fuera de Cali, añadió.
El brillante y peligroso metal, dijo, “tarde o temprano termina en el agua potable de los caleños”.
La agencia oficial que supervisa los parques nacionales de Colombia encontró cerca de de 420 pozos de excavación en el parque Farallones en 2019, dijo Pretel.
En 2022, las Naciones Unidas dijeron que detectaron 69.000 hectáreas (170.500 acres) de tierra en Colombia donde se estaba realizando minería ilegal de oro.
En mayo, las autoridades dijeron que encontraron niveles excesivos de mercurio y arsénico (que todavía se utiliza en la minería de oro) cerca de un canal que conduce a la ciudad.
Los expertos dicen que la minería ilegal puede ser incluso más lucrativa que el tráfico de cocaína.
En ocasiones, las autoridades han enemigo minas con hasta 1.000 personas trabajando en ellas, quienes arrojaron proyectiles mientras la policía intentaba entrar y cerrar la operación, dijo Gustavo Escobar, jerarca de una dispositivo policial encargada de combatir la minería ilegal.
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