Estaba en la sala repleta de Davos para escuchar balbucir a Trump. El conocido pasó de la risa al silencio en segundos.


  • El presidente Donald Trump se dirigió el jueves al Foro Financiero Mundial en Davos, Suiza.

  • Spriha Srivastava de BI estaba en la sala donde los directores ejecutivos y líderes lo escucharon balbucir.

  • Se rieron, pero además permanecieron en silencio mientras él criticaba a la UE y se entregaba a su retórica de campaña.

Si no supieras que el presidente Donald Trump había prestado reniego tres días ayer, podrías activo pensado que su discurso en el Salón del Congreso de Davos fue un evento de campaña.

El discurso imaginario de Trump el jueves por la tarde atrajo a una multitud masiva en el evento suizo, con multitud haciendo fila exterior del salón de 700 asientos.

Cuando fue presentado, la sala estalló en aplausos. Trump comenzó felicitando al Foro Financiero Mundial por organizar la conferencia, pero rápidamente pasó a su retórica característica de “Estados Unidos primero”. Cuando habló de impedir las “cirugías transgénero”, algunas personas a mi más o menos suspiraron decepcionadas.

Un panel de destacados directores ejecutivos de todo el mundo planteó preguntas. Cuando el director ejecutor de Blackstone, Steve Schwarzman, preguntó sobre Europa, Trump no se contuvo y expresó su frustración con las regulaciones europeas. Sus comentarios dejaron a muchos líderes europeos entre la audiencia con cara de piedra. La habitación estaba en silencio. La frustración por las regulaciones europeas ha sido un tema recurrente este año; quizás el elocuente mensaje de Trump lo dejó aún más claro.

El entorno se mejoró cuando Trump bromeó acerca de ofrecer a Canadá la oportunidad de convertirse en el estado número 51, entre risas en toda la sala. “Él tiene una modo de amparar a la multitud interesada”, dijo la persona a mi flanco.

Una multitud de personas hace cola para entrar a una sala debajo del letrero del Foro Económico Mundial.W69"/>

La posaderas fuera del salón para escuchar el discurso de Trump.Spriha Srivastava/Business Insider

El conocido se rió cuando Trump le dijo al presidente del FEM, Børge Brende, que el líder de China, Xi Jinping, le había llamado por teléfono, y no al revés.

Pero uno de los momentos más importantes llegó cuando Ana Saco, presidenta ejecutiva de Santander, se presentó desafiando sutilmente la franqueza de Trump con ella. “Puede que no me conozcan tan adecuadamente como a los demás panelistas”, dijo ayer de añadir que la colchoneta mundial de clientes de Santander era decano que la del Bank of America, cuyo director militar, Brian Moynihan, estaba en el tablas con ella, o la de JPMorgan. El conocido estalló en carcajadas y oí a cierto susurrar: “Vete a Europa”.

Luego del discurso, un periodista sentado a mi flanco dijo que era una “oportunidad perdida” para Trump. “No creo que haya dicho nulo que no hayamos escuchado ayer, pero tuvo una oportunidad vivo de dialogar con los líderes aquí”, dijo.

Una delegada, una mujer con un traje garzo umbrátil, dijo a posteriori que había desaseado la sala frente a el comentario sobre “cirugías transgénero”. “No podía escucharlo”, dijo.

El discurso de Trump me recordó lo diferente que es su estilo del tono mesurado y diplomático que suele puntualizar a Davos. Sin incautación, si su mensaje llegó de la modo que pretendía es otra cuestión.

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