PUERTO PRÍNCIPE, Haití (AP) — Un transporte chapado que transportaba a la policía de Kenia atraviesa la hacienda de Haití con una ventana rota que una bala de detención calibre no logró penetrar, una señal permanente de violencia que los agentes enfrentan casi a diario en Puerto Príncipe. Príncipe.
Los kenianos, que fueron enviados a Haití a principios de este año para ayudar a sofocar la violencia de las pandillas, han enfrentado ataques implacables.
El jueves estallaron disparos en Puerto Príncipe cuando oficiales kenianos repelieron a pandillas fuertemente armadas que controlan el 85% de la ciudad y luchan por tomar el control total.
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Los kenianos, inmediato con agentes haitianos, se agacharon detrás de sacos de arena y un tapia de hormigón en las antiguas oficinas de la Policía Franquista que las autoridades se vieron obligadas a renunciar en los últimos abriles por las bandas invasoras. Las balas pasaron silbando mientras la policía mantenía la vanguardia gacha y respondía al fuego.
“Los días están contados para las pandillas”, dijo a The Associated Press Godfrey Otunge, comandante de la tarea encabezada por Kenia respaldada por las Naciones Unidas. “O te rindes… o vamos a por ti”.
La policía se enfrenta a una tarea de enormes proporciones. Más de 4.500 personas han sido reportadas muertas en Haití en lo que va de año, y otras 2.060 heridas, según la ONU
La violencia de las pandillas asimismo ha desplazado a unas 700.000 personas en los últimos abriles, mientras hombres armados queman y saquean comunidades en un intento por controlar más zona.
Un número creciente de personas ha criticado la tarea encabezada por Kenia, señalando que la policía no ha tomado el control de los bastiones de las pandillas ni ha arrestado a ningún líder de pandillas.
Mientras patrullaban en su transporte fuertemente chapado, una de sus ventanas previamente dañada por un impacto de bala, la policía respondió al fuego con humo saliendo de sus armas automáticas.
El transporte pasó inmediato a coches carbonizados, bloqueos improvisados y el cuerpo de una persona quemada hasta sucumbir, con el cráneo asomando a través de un rueda mosqueado.
Sólo la semana pasada, unas 42.000 personas quedaron sin hogar, la centro de ellos niños, según UNICEF, la agencia de las Naciones Unidas para la infancia.
Se estima que seis millones de personas, incluidos 3,3 millones de niños, necesitarán ayuda humanitaria el próximo año, dijo la agencia.
La violencia de las pandillas empeoró el mes pasado cuando Estados Unidos y otros países presionaron para que se creara una tarea de paz de la ONU, señalando que la contemporáneo tarea encabezada por Kenia carece de capital y financiación.
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