En una sesión de preguntas y respuestas de 2017 con estudiantes de Oxford Union, Mark Cuban habló sobre uno de sus mayores arrepentimientos sobre Shark Tank, y no se contuvo. Cuando se le preguntó sobre su compromiso con las empresas en las que invierte, Cuban enfatizó que estará ahí “hasta que la crimen nos separe”, siempre y cuando los fundadores sigan trabajando.
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De sus 71 inversiones en el software, entre 12 y 15 están prosperando, mientras que tres han surgido (aunque, como bromeó, “ninguna efectivamente emocionante”). Luego se puso serio: al final de su cartera, Cuban reveló: “10 de 71… tres han cerrado y siete han cerrado, pero no son lo suficientemente inteligentes como para saberlo”. La multitud se rió, pero Cuban no dejó advenir el momento sin dar un ejemplo de un trato que “todavía lo vuelve imprudente”.
¿La inversión de la que hablaba? Una empresa de pretzels cubiertos de chocolate. Aunque no la nombró en la sesión de preguntas y respuestas, la empresa era The Painted Pretzel, fundada por Raven Thomas. Cuban había invertido 100.000 dólares en la empresa por un 25% del renta a posteriori de salir impresionado por la pasión de Thomas y el potencial del producto. Con el enorme impulso de relaciones públicas de Shark Tank, las ventas se dispararon un 1.500% a posteriori del episodio; uno pensaría que fue el principio de poco conspicuo. Pero detrás de estampa, las cosas se desmoronaron rápidamente.
Tendencia: Warren Buffett dijo una vez: “Si no encuentras una forma de superar moneda mientras duermes, trabajarás hasta que mueras”. Estos pagarés inmobiliarios de stop rendimiento que pagan entre el 7,5% y el 9% hacen que obtener ingresos pasivos sea más manejable que nunca.
¿El problema? Giro arbitrario. Cuban explicó que si admisiblemente los pretzels costaban más o menos de $14, se vendieron por $29,95, lo que debería poseer dejado un ganancia de rendimiento prudente de $15. ¿Pero el remesa? Costaba 16 dólares cada uno. Ese beneficio de “remesa regalado” que se suponía atraería a más clientes devoró las ganancias. Cuban lo describió como ver el efectivo “simplemente desaparecer”, y agregó: “El efectivo va así”, haciendo un semblante para mostrar qué tan rápido se desangra. Y no se trataba sólo del remesa. Según se informa, la empresa enfrentó quejas por retrasos, lo que añadió a la letanía problemas de servicio al cliente.
Al reflexionar sobre el acuerdo, Cuban admitió: “Probablemente no debería poseer [invested]”, insinuando que era en parte para demostrar poco a sus compañeros tiburones, especialmente a Kevin O'Leary, cuando era nuevo en el software. “No es mentira, hasta el día de hoy, sigo recibiendo correos electrónicos…”, se detuvo. luciendo visiblemente frustrado.
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