WASHINGTON (AP) — Boeing cobró de más a la Fuerza Aérea casi un millón de dólares por repuestos para aviones de carga C-17, incluido un beneficio de beneficio del 8.000% para dispensadores simples de champú para lavabos, según el inspector normal del Pentágono.
El auditor del Área de Defensa revisó los precios pagados por 46 repuestos del C-17 entre 2018 y 2022 y encontró que 12 eran demasiado caros y nueve parecían tener un precio bastante. No pudo determinar la equidad de los precios de los otros 25 artículos.
La Oficina del Inspector Normal dijo que revisó los precios de los dispensadores de champú luego de percibir un aviso de una lista directa.
Boeing cuestionó las conclusiones.
“Estamos revisando el documentación, que parece fundarse en una comparación inadecuada de los precios pagados por piezas que cumplen con las especificaciones y diseños de aviones y contratos contra artículos comerciales básicos que no estarían calificados ni aprobados para su uso en el C-17”. Boeing dijo en un comunicado: “Seguiremos trabajando con la OIG y la Fuerza Aérea de EE. UU. para proporcionar una respuesta escrita detallada al documentación en los próximos días”.
El C-17 Globemaster es uno de los aviones de carga más grandes del ejército. Puede transportar múltiples vehículos militares, grandes paletas de suministros humanitarios o, en circunstancias extremas, cientos de personas. La Fuerza Aérea voló C-17 sin escalas durante dos semanas durante la agitada retirada de Afganistán en agosto de 2021, evacuando a más de 120.000 civiles que huían de los talibanes.
Desde 2011, el gobierno de Estados Unidos ha otorgado a Boeing más de 30 mil millones de dólares en contratos para comprar repuestos necesarios para el C-17 y ser reembolsados por la Fuerza Aérea.
Boeing todavía está tratando de recuperarse del daño financiero y de reputación causado por dos accidentes mortales en 2018 y 2019 de su avión más vendido, el 737 Max.
Este ha sido un año particularmente volátil para el titán aeroespacial. Fue objeto de un renovado investigación e investigaciones federales luego de que un tapón de la puerta se desprendió de un 737 Max durante un revoloteo de Alaska Airlines en enero. Los reguladores federales limitaron la producción del avión por parte de Boeing.
En julio, Boeing acordó declararse culpable de un delito severo de conspiración para defraudar al gobierno por engañar a los reguladores que aprobaron las reglas de capacitación de pilotos para el Max. Ese acuerdo de culpabilidad está irresoluto frente a un togado federal en Texas.
Boeing se encuentra en su tercer director ejecutor en cinco abriles, luego de acaecer contratado a un foráneo que se unió a la compañía en agosto. La semana pasada, Boeing informó una pérdida en el tercer trimestre de más de 6 mil millones de dólares adecuado a cargos por varios programas comerciales, de defensa y espaciales.
Una huelga de 33.000 maquinistas sindicales ya lleva siete semanas y ha paralizado la producción de los 737, 777 y 767 cargueros, cortando el efectivo que tanto se necesitaba. La nueva directora ejecutiva, Kelly Ortberg, ha anunciado aproximadamente 17.000 despidos y la empresa emitirá nuevas acciones para percibir hasta 19.000 millones de dólares para apuntalar su balanceo cargado de deudas.
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