Cuba teme colapso total en medio de fallas en la red y crisis financiera


María Elena Cárdenas tiene 76 abriles y vive en un albergue municipal en la calle Amargura del casco antiguo colonial de La Habana. El edificio tiene un pasado elegante, pero desde hace unos días María cocina con palos que encontró en la calle.

“Sabes, los cubanos nos las arreglamos lo mejor que podemos”, dijo. Vive en el refugio porque su casa se derrumbó, poco que ocurre con regularidad en las zonas más pobres y antiguas de esta hermosa ciudad.

El gobierno de Cuba ha pasado los últimos días intentando que la red doméstico de la isla funcione a posteriori de repetidos apagones en toda la isla. Sin electricidad, el calor dificulta el sueño, la comida se echa a perder y se corta el suministro de agua.

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Partes del sistema comunista de Cuba todavía funcionan: la municipalidad envió comida a María. “Aquí somos tres familias”, dijo. “Vivo solo, la señora que vive a mi flanco [does] encima, y hay dos hijos, la matriz de los niños, su tía y un señor anciano”.

Una semana a posteriori del corte, la isla ha vuelto al status quo aludido con cortes de energía regulares de hasta 20 horas al día. Pero la crisis ha dejado un temor profundo y melancólico sobre el futuro.

“Los cubanos tenemos una idiosincrasia alegre”, dijo Julio César Rodríguez, de 52 abriles. “Incluso cuando las cosas van mal nos reímos. Pero esto es verdaderamente malo”.

Esta crisis presente comenzó el 17 de octubre, cuando se emitió una orden para que todos los trabajadores estatales no esenciales regresaran a sus hogares.

El esfuerzo por administrar energía no salvó el sistema y, un día a posteriori, la isla quedó a oscuras. Antonio Guiteras, una de las principales centrales eléctricas, cerró, colapsando todas las demás grandes centrales generadoras del sistema.

“Es muy difícil retornar a poner en marcha una central”, afirma un ingeniero retirado de Antonio Guiteras, que pide permanecer en el anonimato. “Es necesario producir mucha electricidad para que funcione”.

Antonio Guiteras fue construido en 1989 y ahora está deteriorado y obsoleto. “La verdad es que se construyó podrido”, afirmó el ingeniero. Contó historias desgarradoras de trabajar con equipos de seguridad defectuosos, directivos políticos que desaparecían cuando surgían problemas y un sistema llevado durante mucho tiempo al margen.

“Había un software de mantenimiento programado, pero nunca se siguió”, afirmó. “Los requisitos eran demasiado estrictos. Nos dijeron: 'La manufactura tiene que producir, así que repárela'”.

El gobierno reconoce el lamentable estado de su sistema y falta al confiscación comercial impuesto por Estados Unidos desde hace 62 abriles. El presidente Miguel Díaz-Canel dijo que la “persecución financiera y energética” dificultaba “la importación de combustible y otros bienes necesarios”.

Durante la anciano parte de su existencia, el gobierno de Cuba ha dependido de la altruismo de sus aliados: primero Rusia y luego Venezuela. Pero esos países, que enfrentan sus propias dificultades, han cortadura fuertemente los suministros. “Es como intentar ayudar a flote un barco que se hunde con corchos”, dijo un diplomático europeo.

En un discurso televisado, el primer ministro de Cuba, Manuel Marrero, dijo que el emergente sector privado tendría que fertilizar más por su energía, mientras que el gobierno mira con destino a las energías renovables para reforzar sus futuras deyección energéticas.

La isla está bendecida por el sol, pero los múltiples intentos de iniciar proyectos solares casi todos fracasaron cuando las empresas involucradas no recibieron el suscripción. “El gobierno no es estúpido”, dijo un patrón extranjero. “Pero no hay monises”.

En cambio, se ha llegado a un acuerdo con una empresa china para proporcionar los materiales para una serie de granjas solares a cambio del comunicación a los depósitos de níquel de Cuba. Pero legado que más del 10% de la población cubana ha huido de la crisis económica en la isla en los últimos dos abriles, existe incredulidad sobre si queda la experiencia necesaria para construir tales sistemas.

Joe Biden ha dicho que si adecuadamente es “duro” con el gobierno cubano, apoya al pueblo cubano. Pero Washington podría ayudar mucho más a Cuba, argumentó el clásico estadounidense William LeoGrande en el extremo número de la revista Foreign Policy.

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“Los defensores del cambio de régimen deberían tener cuidado con lo que desean”, escribió. “Un colapso del régimen sería un desastre humanitario y provocaría un tsunami de marcha mucho anciano que el que hemos trillado hasta ahora. Una ruptura del orden social podría desencadenar una oleada de violencia criminal”.

A diferencia de cortes de energía anteriores, esta vez ha habido muy pocas protestas, más allá de los ataques a algunas ollas y sartenes. La clan parece agotada y los ministros del gobierno han dejado claro que el gobierno será duro delante cualquier comportamiento “indecente”.

En los últimos meses se ha producido una nueva ronda de intimidación contra periodistas, y varios de ellos se han trillado obligados a huir del país. El miércoles, Indulto Internacional declaró a cuatro personas que se encuentran actualmente en cárceles cubanas –el periodista Félix Navarro y su hija, Sayli Navarro, así como a los manifestantes Roberto Pérez Fonseca y Luis Robles– como “presos de conciencia”.

Mientras tanto, una crisis engendra otra. Se han reportado fallas en el igualmente obsoleto sistema de suministro de agua. Seiscientas mil personas carecen de agua corriente, pero los apagones parecen tener multiplicado esa número al dañar bombas y tuberías. Gran parte de La Habana está sequía.

Dariel Ramírez estaba sentado en su porche del casco antiguo. No tenía mucho para ingerir porque había compartido la comida almacenada con otros antaño de que se echara a perder.

Cuando se le preguntó cómo se estaba preparando para una repetición de la crisis de poder, señaló con destino a el Museo de la Revolución, donde se exhibe el símbolo central del gobierno comunista: el barco en el que Fidel y Raúl Castro llegaron desde México en 1956.

“Si esto vuelve a suceder, debemos preparar el yate Granma”, afirmó. “Para que todos podamos zarpar”.

Información adicional de Eileen Sosin



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