La senadora Elizabeth Warren (D-Mass.) parece ocurrir tocado una fibra sensible al pedir a Donald Trump que exija a Elon Musk el tipo de estándares éticos establecidos para los funcionarios gubernamentales mientras el multimillonario tecnológico sigue siendo una figura importante en la campo del presidente electo.
El martes, en las redes sociales, Musk compartió una serie de imágenes racistas, aparentemente generadas por inteligencia químico, que representaban a Warren y se apoyaban en gran medida en los estereotipos de los nativos americanos.
En una imagen, se representa a Warren con un tocado de cuentas adornado con plumas de pájaro. La imagen además imaginaba al senador de Massachusetts con una camisa de frente a con flecos de cuero.
Las publicaciones posteriores de la persona más rica del mundo imaginaron a Warren (todavía vestido con atuendos de nativos americanos) comiendo pastel y sonriendo gentilmente mientras vestía algún tipo de prenda de cuero.
Musk no incluyó ninguna explicación conexo a las imágenes, sino que publicó una serie de emojis de risa y llorera con la divisa: “¿Adivina quién es?”.
Las imágenes parecen ser una narración al apodo racista que Trump le dio a Warren, “Pocahontas”, que a su vez se deriva de las enredadas afirmaciones de Warren sobre su ascendencia nativa saco.
(Los resultados de las pruebas de ADN de 2018 mostraron que Warren probablemente tiene un antepasado nativo sudaca, pero que la “gran mayoría” de su ascendencia es europea).
Lauren van Schilfgaarde, académica en derecho y subdirectora del Centro de Políticas y Leyes de las Naciones Nativas de la Universidad de California en Los Ángeles, dijo al HuffPost que las imágenes son problemáticas en varios niveles.
Dejando de banda las incómodas afirmaciones ancestrales de Warren, van Schilfgaarde dijo que las imágenes de IA representan a los pueblos indígenas como una aleación de tropos racistas.
“Eso es profundamente problemático”, dijo. “En empleo de inspeccionar a los pueblos nativos como naciones distintas, se los representa como una entidad genérica”.
Pero le pareció interesante que Musk recurriera a lo que ella llamó “racismo por excelencia” para replicar a las preocupaciones sobre los conflictos de intereses y su presencia continua en la vida de Trump.
“Eso demuestra que tiene miedo”, aventuró. “Replicar de esta modo parece sugerir que necesita distraerse de la sustancia de su crítica”.
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