Las nuevas imágenes del telescopio Webb de la NASA respaldan hallazgos previamente controvertidos sobre cómo se forman los planetas


La NASA dice que pudo utilizar el telescopio James Webb rodeando de estrellas antiguas que desafían los modelos teóricos de cómo se pueden formar los planetas. Las imágenes respaldan lo que no se ha podido confirmar hasta ahora.

Las nuevas imágenes mucho detalladas de Webb fueron capturadas desde la “Pequeña Montón de Magallanes”, una galaxia enana vecina a nuestro hogar, la Vía Láctea. El telescopio Webb se centró específicamente en un cúmulo llamado NGC 346, que según la NASA es un buen indicador de “condiciones similares en el universo temprano y distante” y que carece de los rudimentos más pesados ​​​​que tradicionalmente se han relacionado con la formación de planetas. Webb pudo capturar un espectro de luz que sugiere que todavía hay discos protoplanetarios rodeando de esas estrellas, en contra de las expectativas previas de que habrían desaparecido en unos pocos millones de abriles.

Una fotografía de NGC 346 con estrellas con discos planetarios antiguos en un círculo amarillo.x8X"/>

Una fotografía de NGC 346 con estrellas con discos planetarios antiguos en un círculo amarillo.

“Las observaciones del Hubble de NGC 346 desde mediados de la lapso de 2000 revelaron muchas estrellas de entre 20 y 30 millones de abriles que parecían tener todavía discos de formación de planetas”, escribe la NASA. Sin pruebas más detalladas, esa idea fue controvertida. El telescopio Webb pudo completar esos detalles, sugiriendo que los discos de nuestras galaxias vecinas tienen un período de tiempo mucho más amplio para recoger el polvo y el gas que forman la almohadilla de un nuevo planeta.

En cuanto a por qué esos discos pueden persistir en primer empleo, la NASA dice que los investigadores tienen dos teorías posibles. Una es que la “presión de radiación” expulsada de las estrellas en NGC 346 simplemente tarda más en disipar los discos de formación de planetas. La otra es que la montón de gas más egregio que es necesaria para formar una “destino similar al Sol” en un entorno con menos rudimentos pesados ​​produciría lógicamente discos más grandes que tardarían más en desvanecerse. Cualquiera que sea la teoría que resulte correcta, las nuevas imágenes son una hermosa evidencia de que todavía no comprendemos completamente cómo se forman los planetas.



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