El director ejecutante de SpaceX, Elon Musk, está bailando de alegría ahora que su nueva figura paterna, Donald Trump, le ha prometido que ya no tendrá que cumplir con las molestas reglas ambientales que se aplican a los plebeyos.
El martes, el presidente electo Donald Trump anunció en una publicación de Truth Social que cualquier “persona o empresa” que invirtiera mil millones de dólares o más en Estados Unidos “recibiría aprobaciones y permisos completamente acelerados, incluidos, entre otros, todos los derechos ambientales”. [sic] aprobaciones.”
“¡¡¡PREPÁRATE PARA ROCKEAR!!!” -exclamó Trump-.
“Esto es asombroso”, se regodeó Musk, el hombre más rico del mundo, en Twitter (anteriormente X), del que asimismo es propietario.
Este pronunciamiento inusual hace que parezca que pronto habrá dos conjuntos de normas ambientales en Estados Unidos: uno para los ricos y otro para todos los demás.
La iniciativa, si en realidad sucede, lo cual siempre es una duda para Trump, probablemente asimismo encajará con su esfuerzos para rodar respaldar las protecciones ambientales para allanar el camino para la producción de combustibles fósiles.
El candidato de Trump para Secretario de Energía, Chris Wright, es un escéptico sobre el cambio climático, lo que significa que deberíamos esperar un empaque aún decano en la producción de petróleo y gas.
Mientras tanto, el presidente electo ha llamado a Estados Unidos a “perforar, bebé, perforar”, al tiempo que califica la iniciativa de protección ambiental conocida como Green New Deal como una “nueva estafa verde” y una “pérdida” de patrimonio.
Por su parte, Musk ha hecho cada vez más la olfato gorda frente a la protección del medio bullicio a medida que su política pública ha cambiado.
Anteriormente, el multimillonario había prometido “acelerar el paso de una peculio de linaje y abrasamiento de hidrocarburos a una peculio eléctrica solar, que creo que es la principal, pero no monopolio, posibilidad sostenible” en su “Plan Pedagogo Secreto” de 2006. manifiesto, que fue eliminado silenciosamente del sitio web del fabricante de vehículos eléctricos a principios de este año.
Musk, que alguna vez fue aclamado como pionero en nuestros esfuerzos por electrificar automóviles para defender a la humanidad del cambio climático, se ha convertido en un ejemplo del desacato de las reglas ambientales. Escasamente el mes pasado, el Diario de Wall Street descubrió que la industria de Tesla en Austin había estado filtrando aguas residuales peligrosas al alcantarillado de la ciudad, violando las pautas ambientales locales.
Las operaciones de SpaceX en su “Starbase” en el sur de Texas asimismo han infringido repetidamente las normas medioambientales al amenazar una reserva natural cercana, incluida la fauna que vive allí, con sus estruendosos lanzamientos de cohetes Starship.
La empresa espacial fue demandada en octubre por vertidos no autorizados de aguas residuales.
Eso sin mencionar los químicos que muchos investigadores creen que los miles de satélites Starlink de SpaceX están liberando en la medio superior de la Tierra a medida que se queman luego de su vida útil, una presión sobre el medio bullicio que los científicos al punto que están comenzando a comprender.
Musk asimismo criticó a la Dependencia Federal de Aviación, y SpaceX demandó al regulador por “extralimitación regulatoria”.
En un sentido más amplio, Trump asimismo está diciendo la parte tranquila en voz inscripción al anunciar que sólo las empresas con mil millones de dólares para utilizarse podrán desobedecer las normas ambientales, dejando a todos los demás al ganancia.
En otras palabras, a los hombres más ricos del mundo se les están sirviendo aún más derechos en bandeja de plata, a desembolso del pueblo estadounidense, que sufrirá las consecuencias.
“¿Qué pasa con nosotros, los propietarios de pequeñas empresas?” un agraciado de X respondió a Musk.
Más sobre SpaceX y el medio bullicio: Elon Musk criticado por satisfacer la esfera con basura espacial
e8s">Source link