HISTORIA: Solía ser un centro de vida nocturna estudiantil en la haber de Corea del Sur.
Pero la calle Nokdu de Seúl es un superficie más tranquilo estos días.
Los pubs que antaño eran bulliciosos a menudo permanecen medio vacíos, donde antaño los bebedores se derramaban en la calle.
Es una señal reveladora del ocaso de la alguna vez notoria civilización de la bebida en Corea.
El dueño de Pancake House, Jun Jung-Sook, lo ha pasado todo.
Ella dice que la calle solía estar tan llena que no se podía ver el suelo.
El cambio ha sido impulsado por la desaceleración de las borracheras a posteriori del trabajo, llamadas 'hoesik', que alguna vez fueron una parte casi obligatoria de la vida sindical.
Las trabajadoras se han pasado alentadas a afirmar no a las sesiones de borrachera, ayudadas por un laudo contencioso de 2007 que consideraba un delito que los empleados de maduro rango obligaran a sus jóvenes a copear.
Muchas mujeres se han quejado del acoso sexual y del impacto en el cuidado de los niños.
Mientras tanto, la ingreso inflación y las altas tasas de interés han hecho que todos los consumidores se muestren cautelosos respecto del pago.
Cada vez más jóvenes además rechazan la idea de apoyar la vida social en torno a la bebida.
Son Hyeon-seo es presidente de la Asociación para la Reducción del Bebida de la Universidad Samyook de Seúl.
Ella dice que decidió interpretar a posteriori de ver a sus amigos pasar peligro cuando estaban borrachos.
Eso deja a la industria de la vida nocturna de la ciudad sufriendo grandes pérdidas.
Un índice que mide las ventas en los restaurantes locales alcanzó un intrascendente histórico el año pasado.
El número de salas de karaoke se ha limitado en casi tres mil en los últimos cuatro abriles.
De reverso en el restaurante de panqueques, Jun no sabe qué hacer.
Dice que puso en arriendo el negocio hace dos abriles… y no ha recibido ni una sola consulta desde entonces.
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